viernes, 19 de agosto de 2011

Dulzuras y servidumbres de la vida común.

Sólo con su presencia, un extraño me ha fracturado la vida en dos,  y me gustaría volver a mi sin perderlo. Hay gente que llama a una persona como "el amor de su vida"; pero en realidad es una vida en múltiples destinos que se atraviesan a lo largo de una existencia. Ese juramento refleja confianza y reto; al saltar por encima de la duda y del miedo, postula que el mundo es un posible lugar para crecer juntos y responder de uno mismo. Es sentir que entras a un universo de alto riesgo que puede verse golpeado por la catástrofe  en cualquier momento. El problema se plantea cuando las mujeres reprochan a los hombres que se hallan convertido en lo que ellas querían que fueran, mientras que los hombres reprochan a las mujeres que hallan cambiado y no sigan siendo lo que eran. Unos y otros se encuentran en una zona de incertidumbre en la que se ven obligados a fabricarse nuevos modelos a partir de los antiguos. El otro me vuelve loca cuando desborda de su lugar y no conserva ningún papel de manera permanente. "Dime quien eres para que yo sepa quien soy". Uno se ama en detrimento del otro o ama al otro en detrimento de uno mismo. 
Amar al prójimo como a sí mismo es amar a en él esa parte de eternidad que compartimos. Amar a un extraño como a sí mismo indica como contrapartida amarse a uno mismo como a un extraño. Balanceo perfecto, pero inexacto. Mirar con ojos demasiado dulces a ese fascinante extraño que soy para mí mismo. El amor nos redime del pecado de existir; cuando fracasa, nos abruma con la gratuidad de esta vida. Solo, me siento a la vez vacío y saturado; si no soy mas que yo, estoy de más.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Personas que nunca se habrían enamorado si no hubieran escuchado sobre el amor.

De la misma manera que hay "flechazos de amor", también hay "flechazos de odio", en los que sentimos una aversión total hacia alguna persona que no halla cometido el peor error que existir. Aunque ciertas veces sólo puedo echarme la culpa a mí misma por no haber sido recibida con los brazos abiertos. Independientemente de lo que ocurra, la espera en sí es magnífica. Todo amor que exalta supera en abundancia y entusiasmo a lo que esperamos de él; se produce algo diferente a lo que queríamos y entonces nos vemos literalmente ahogados. Las ilusiones perdidas también son la puerta abierta a este milagro: la decepción maravillosa. Todo el talento de los individuos consiste entonces en desviar las leyes de la selección a fin de, como dice esa expresión, hallar la horma de sus zapatos. En ese caso, los amantes no podían dejar de encontrarse, estaban destinados el uno al otro incluso antes de cruzarse. Por lo tanto, es vano esperar que nuestras contradicciones se resuelvan un día en una sociedad mejor. Continuarán coexistiendo hasta el infinito a pesar de que pueda haber mejoras parciales y algunas calmas. Hay que renunciar al sentimiento de sí mismo, a encontrar una salida a nuestro caos afectivo. El camino que yo invento con el ser querido tengo que inventarlo a partir de los senderos trillados por millones seres antes que yo.