miércoles, 14 de septiembre de 2011

El conformismo del amor loco




amor accede al lenguaje en forma de negocio; se abre una cuenta en la que los papeles del acreedor y del deudor se invierten permanentemente. El amor es, en primer lugar, sustraer un ser a la comunidad humana, desertizar el mundo y no saber nada de lo que ocurre en él. Tras la calma de las apariencias, detrás de las sonrisas, está en constante investigación. Se declara la pasión como se declara la guerra. Lo más hermoso que dos seres se brindan mutuamente en el amor no son sólo sus talentos, sus placeres, es una historia que no se parece a ninguna otra, que los unirá para siempre aunque tengan que dejarse. La vida de a dos dicen que es una rutina, pero rutina felíz, promesa de seguridad. Necesito al otro a mi lado para que yo pueda dejar de pensar en él y que deje de importarme con mi ausencia. Podemos pisotear el amor, maldecirlo, relamernos con el énfasis fácil, pero eso no impide que él y sólo él nos promocione la sensación de vivir a gran altura y de condensar en los momentos en que nos hechiza las etapas más preciosas de un destino. La pasión quizás esta destinada al infortunio, pero es un infortunio todavía más grande no sentirse nunca enamorado. Y el amor es un instinto que nos impulsa unas veces a la derecha y otras veces a la izquierda. No es solamente un capricho o un egoísmo lo que mata las uniones, es la búsqueda de una pasión permanente como fundamento de la unión. Es la intransigencia loca de esos amantes que no quieren ningún compromiso; o el fervor o la huída, nada de medias tintas.

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